Todos los que tuvimos la suerte de representar a nuestros países en Copa Davis hemos sentido esa emoción a la hora de cantar nuestro himno nacional, que se te ponga la piel de gallina, esas cosquillas en la barriga entre emoción y nerviosismo y esa adrenalina, muy distinta a la que se siente en un torneo ATP o Grand Slam.

Para mí, haber representado a Ecuador durante 18 años, haber debutado junto a mi ídolo, Andrés Gómez, tener la suerte de jugar junto a mi hermano Giovanni (el triunfo en la cancha 1 de Wimbledon en el 2000, de los recuerdos más lindos de mi carrera), y el haber ayudado a varios jóvenes a lo largo de los años, son de las experiencias más bonitas que he vivido, tanto dentro como fuera de una cancha de tenis.

Mucho se ha hablado en los últimos años de que la Copa Davis no debería jugarse cada año.  Que se debería jugar cada dos, e incluso cada cuatro años como la Copa del Mundo de Fútbol.

Es un tema que requiere de mucho análisis.  Es muy importante para la Copa Davis que lo jueguen los mejores jugadores del mundo. Y así, con el triunfo de Gran Bretaña en 2015, los últimos 4 grandes (Federer, Nadal, Djokovic y Murray) ya han levantado la famosa Ensaladera de Plata.

Y son los jugadores top justamente los que más a favor están que la Copa Davis se juegue cada dos años, y es más que entendible.  El calendario del circuito ATP es muy exigente, muchas veces hay que sacrificar torneos ATP o semanas de descanso para cumplir con su país.  Y si llegan a la final?  Por lo general se juega pocos días después del Masters de fin de año (última semana de noviembre o primera de diciembre).  ¿Qué significa eso?  El esfuerzo físico y mental para jugar partidos al mejor de cinco sets  después de once meses compitiendo en el circuito, el no poder descansar las semanas necesarias para luego empezar la pretemporada de cara el siguiente año.  Estas cosas al final pasan factura.

Pero también hay que analizarlo desde otro punto de vista.  Desde el punto de vista de los países pequeños, donde las semanas de Copa Davis son sumamente importantes, son semanas muy esperadas por sus jugadores, federaciones y aficionados.

Si la Copa Davis se juega cada dos años, dependiendo del sorteo, puede que a un país no le toque ser sede de una serie durante al menos cuatro años.  ¿En que afecta esto?

– Para el jugador, muchas veces es la única oportunidad de jugar en tu país, frente a la familia, amigos, aficionados y patrocinadores personales.

– Para las federaciones, supone la oportunidad de generar recursos económicos a través de patrocinios, derechos de TV, venta de entradas, etc.  Muchas de las federaciones de países pequeños (como es el caso de Ecuador) no tienen recursos para apoyar a sus tenistas juveniles, y la Copa Davis es una gran oportunidad para ello.

– Para los niños y juveniles locales, el poder ver en vivo y en directo partidos de sus ídolos locales  es una gran motivación para que sigan practicando tenis.

– Para los aficionados, la única oportunidad de disfrutar de un partido de tenis en vivo y apoyar a los jugadores locales.

Analizándolo desde ambos puntos de vista, la decisión no es fácil.  Es imposible que todos los jugadores se pongan de acuerdo a la hora de tomar esta decisión.  Cada uno tiene sus objetivos personales y eso hay que respetarlo.

En fin, ¿que se juegue la Copa Davis todos los años?

SI, POR MI SI!!!

3 Comentarios

Damián Proaño Garrido

Excelente nota Nico. Pusiste sobre el tapete ciertos puntos que un aficionado cualquiera, como yo, no habría notado. Saludos maestro, fuiste un excelente tenista. Gracias por lo que diste al tenis ecuatoriano.

Luis Toledo

Tal ves un termino medio. Precisamente se puede hacer como los mundiales de futbol. Un año las eliminatorias clasifican los mejores y se juega el grupo mundial el año siguiente.

Raúl Darío

Luis, el formato de la Copa Davis debe jugarse desde el punto de vista que bien ejemplificó el Astro ecuatoriano. La pasión por el tenis va mas allá de los poderosos. Abrazo.

Deja una respuesta