Hoy lunes comienza la 130ª edición de Wimbledon, el más añejo y prestigioso torneo del circuito profesional, disputado desde 1877 con las únicas interrupciones de los períodos 1915-1918 y 1940-1945, correspondientes a las dos grandes guerras mundiales que asolaron Europa.

Wimbledon es tradición, es hierba, son fresas con champagne, es la colina Henman, es el blanco impoluto del atuendo de los jugadores, es el viejo marcador de luces en cada una de las pistas, es la realeza y la aristocracia británica, es incluso el brexit. Pero, sobre  todo, Wimbledon es historia y es tenis, el mayor monumento vigente a este deporte en el mundo.

El torneo lo organiza, como lo ha hecho desde la primera edición, el All England Tennis and Croquet Club, una institución exclusiva y sin ánimo de lucro que cuenta solamente con 375 miembros de pleno derecho. El All England Club, como comúnmente se le denomina, destina todos los beneficios del torneo a la Federación Británica de Tenis (Lawn Tennis Association) para el desarrollo del tenis en el Reino Unido. También vela por mantener un adecuado equilibrio entre lo tradicional y lo innovador y en ese sentido, como en muchos otros, el torneo de Wimbledon es único.

La primera edición del torneo se disputó en 1877, solo en categoría de individuales masculinos, y con un cuadro de 22 jugadores, todos amateurs británicos. Se impuso Spencer Gore, un jugador local de 27 años que pasó así a la historia -él ni lo podía imaginar- como el primer campeón de Wimbledon. No defendió su título ni volvió a participar.

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El torneo tuvo éxito y echó raíces, incorporándose lenta pero inexorablemente a la tradición británica. En 1884 se sumaron los individuales femeninos y los dobles masculinos. Maud Watson fue la primera campeona -repetiría al año siguiente- y los hermanos Renshaw la primera pareja que ganó el título. Los dobles femeninos y los mixtos se hicieron esperar más, hasta 1913.

Todos los grandes jugadores han pasado por Wimbledon, sin excepción, y casi todos han triunfado. De los 20 mejores de todos los tiempos según el ranking de thetennisbase, solo tres se han quedado sin levantar la dorada Challenge Cup; Ken Rosewall, cuatro veces finalista, Ivan Lendl, que se quedó a las puertas en 1986 y 1987, y Pancho Gonzales que solo participó en cinco ocasiones. Rosewall y Gonzales perdieron muchas opciones al dedicar gran parte de su carrera al circuito profesional que estaba excluido de los torneos del Grand Slam. Con certeza, su suerte hubiera sido otra de haber podido participar en sus mejores años.

Tres jugadores comparten el trono londinense con siete victorias cada uno. William Renshaw, un británico nacido en 1861, Pete Sampras y Roger Federer comparten el honor de ser los jugadores con más títulos en la catedral del tenis. Federer además es el jugador con más finales, diez, ya que a sus siete triunfos hay que añadir las finales que perdió con Nadal en 2008 y con Djokovic los dos últimos años. Wimbledon table of records

En número de victorias, el rey es Jimmy Connors que en sus 21 participaciones consiguió la friolera de 84 victorias. Federer está a la zaga, con 79 y si el suizo fuera capaz de alcanzar las semifinales este año alcanzaría la marca del americano. A continuación siguen Boris Becker, con 71 victorias, Arthur Gore, otro británico de los tiempos heroicos, tricampeón del torneo, con 64 y Pete Sampras con 63. Connors es también el jugador con más partidos disputados sobre el pasto del All England Tennis con 102 partidos disputados, el único jugador masculino con más de 100 partidos individuales en Wimbledon.

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Otro record interesante es el de mejor porcentaje de victorias, considerando un mínimo de diez partidos jugados. En este apartado hay un claro predominio americano con el mítico Ellsworth Vines en primera posición con 13 victorias en 14 partidos (92,86%). Le sigue Bjorn Borg con la estratosférica marca de 51 victorias en 55 partidos para un porcentaje del 92,73%. Don Budge (92,31%, 24 de 26), Dick Savitt (91,67%) y el campeonísimo Bill Tilden (91,18%) completan el quinteto de mayor efectividad de la historia del torneo.

Algunas rachas son impresionantes. William Renshaw acaparó el torneo desde 1881 a 1886, ganando seis ediciones consecutivas. Con cinco triunfos consecutivos están Laurence Doherty (1902-1906), Bjorn Borg (1976-1980) y Roger Federer (2003-2007). El suizo además tiene el record de finales consecutivas con siete, de 2003 a 2009. Doherty es además el jugador con más títulos totales, ya que a su cinco individuales hay que sumar ocho de dobles, para un total de trece.

Borg es el que más partidos ha ganado ininterrumpidamente, 41 de 1976 a 1981. Federer con 40 se ha quedado a uno solo de empatar con el sueco; el walkover de Tommy Haas en octavos de 2007 impidió a la postre que el suizo encabezara también esta clasificación.

La final con mayor número de juegos, fue la de 2009, disputada entre Federer y Roddick con 77 juegos. Federer también protagonizó las dos que le siguen, la recordada de 2008 ante Nadal con 62 juegos (y más larga en tiempo transcurrido que la de 2009) y la de 2014 ante Djokovic, con 58 juegos, los mismos que la de 1954 entre Jaroslav Drobny y Ken Rosewall. Muy lejos todos del record absoluto, el Isner-Mahut de primera ronda de 2010, 183 juegos y 11 horas y 5 minutos de duración. En el extremo contrario, las finales más cortas fueron las de 1936, Fred Perry a Gottfried Von Cramm 6-1 6-1 6-0 y la de 1881, William Renshaw a John Hartley 6-0 6-1 6-1.

Boris Becker es el campeón más joven del torneo con 17 años y 222 días cuando ganó en 1985. El más veterano es Arthur Gore que contaba con 41 años y 182 días cuando triunfó en 1090. Gore es además el jugador con más participaciones en el torneo, nada menos que 31. El británico no se perdió ni una sola de las ediciones disputadas entre 1888 y 1922, un record que a buen seguro permanecerá indefinidamente en el libro de Wimbledon.

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Igual que algunos otros, impensables hoy día. Josiah Ritchie, uno de los mejores jugadores del mundo en los albores del siglo XX, disputó sus últimos individuales en 1926, con 55 años y 247 días. Jean Borotra, el legendario mosquetero francés, fue aún más lejos y en 1963 participó en el dobles, junto con Mustapha Belkhodja, a la edad de 65 años y 320 días.

William Renshaw, Joshua Pim, Laurence Doherty, Anthony Wilding, Don Budge, Tony Trabert, Chuck McKinley y Bjorn Borg en 1976 han sido los únicos hombres capaces de ganar el torneo sin ceder un solo set. Sin embargo, ha sido Jack Kramer el jugador que, jugando los siete partidos de rigor, ha cedido menos juegos en una edición. El patriarca del tenis profesional se impuso en 1947 entregando solo 37 juegos, a pesar de perder el segundo set en las semifinales ante Dinny Pails.

Entre las mujeres destaca Martina Navratilova con nueve títulos en individuales, seis de ellos consecutivos y 20 en total, los mismos que Billie Jean King. Navratilova tiene también el mayor número de finales individuales consecutivas, con nueve, aunque la mejor marca total pertenece a Blanche Bingley Hillyard que disputó nada menos que 13 finales entre 1886 y 1901, de las cuales perdió siete, las mismas que Chris Evert.

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La campeona más joven fue Lottie Dod, ganadora en 1888 con solo 15 años y 285 días. La más veterana fue Charlotte Cooper, con 37 años y 282 días en 1908. Los nombres de las más grandes campeonas resuenan en cada rincón del All England; Maud Watson, la pionera, Dorothea Douglass, la primera heptacampeona, Suzanne Lenglen, seis veces campeona, pionera del profesionaismo y el primer gran fenómeno mediático debido al tenis, Helen Willis, la invencible americana, ocho veces ganadora, Dorothy Round, Louise Brough, Maureen Connolly, Althea Gibson, la primera persona de raza negra ganadora de un Grand Slam, María Bueno, Margareth Smith, Evonne Goolagong, Virginia Wade, Steffi Graff y las hermanas Venus y Serena Williams, además de las mencionadas. La historia del tenis femenino también descansa en la central de Wimbledon.

El mundo cambia cada vez a mayor velocidad, pero Wimbledon sigue ahí, apegado a sus tradiciones, no por inmovilismo o terquedad, sino por respeto a la historia, a sus campeones y a unos valores que han sido siempre la esencia del deporte. Alguien tenía que velar porque algunas cosas nunca desaparezcan del todo y Wimbledon ha cogido ese testigo. Que sea por siempre.

Gabriel García / thetennisbase.com

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