Ignoro los compromisos contractuales que tendría el Masters de Miami para programar la gran final del torneo a la una de la tarde. Supongo que muchos y jugosos. Pero aún así, y por mucho que se pueda objetar que es la hora a la que se ha jugado siempre la final, es lamentable, deportivamente hablando, condicionar un partido tan grande como un Federer-Nadal poniéndoles a jugar a 28 grados y con una humedad del 70%. La final quedó totalmente deslucida por ese hecho, pero ya se sabe, poderoso caballero es don dinero. También el mundial de fútbol se jugará en Qatar, o Catar, como creo que se escribe ahora.

Ganó Federer 6-3 6-4 porque se adaptó mejor, porque su talento se impuso y porque tiene todos los planetas alineados y hasta la cinta se puso de su parte incondicionalmente. Pero el partido careció de la calidad, la épica y la emoción esperadas. El revés de Federer no centelleó como en Indian Wells y Melbourne, no hubo restos supersónicos y su derecha tuvo intermitencias. A pesar de todo, el suizo fue capaz de facturar 29 golpes ganadores, suficientes para superar a un errático Nadal que, chorreando sudor y escaso de piernas, no aprovechó las oportunidades de las que dispuso al inicio del partido.

Federer sigue recortando a toda máquina la brecha en el cara a cara con Nadal que queda ahora 14-23. El helvético ha ganado los cuatro últimos partidos -tres este año- algo que logra por primera vez, y se queda a una victoria de la mejor racha ganadora de 5, conseguida tres veces por Nadal. Federer recupera también el liderazgo sobre superficie dura, adelantándose 10-9. Como además gana en hierba 2-1 deja solo el polvo de ladrillo para Rafa que lidera sobre esa superficie con un abrumador 13-2.

El gran partido del torneo fue la semifinal Federer-Kyrgios -jugada por la noche, por cierto- en la que ambos jugadores mostraron un tenis de otra galaxia. Puntos eléctricos, acortando ambos la cancha hasta lo insólito, velocidad de vértigo y un completo surtido de winners donde la fantasía y la calidad se unían a la potencia y a la inteligencia. Casi que jugaron a otro deporte -Belasteguin y Lima empiezan a mirarles con recelo- y es que cualquier parecido con otro partido «convencional» solo es posible si éste se visualiza a fast forward x16. El suizo se tomó la revancha del partido disputado en Madrid hace dos años y ganó en tres tie-breaks, igual que lo hizo entonces el australiano. Seguro que Jimmy Van Allen, inventor del tie-break, hubiera sonreído ante la circunstancia.

 

Los números de Federer en este inicio de temporada son mareantes. Doblete Sunshine -como en 2005 y 2006- y triplete con el título de Australia, repitiendo el conseguido en 2006. El suizo alcanza su 91º título, a tres de Lendl, y su 26º Masters 1000, acercándose a los 28 de Nadal y los 30 de Djokovic. Vuelve a batir el record que estableció hace un par de semanas en IW como ganador más veterano de un torneo M1000. Se queda a una victoria de alcanzar las 1.100, con un balance en la temporada de 19-1, 7-0 con los top-10 además de otras victorias importantes como las conseguidas ante Sock, Del Potro, Bautista, Berdych y la mencionada con Kyrgios. Uno no puede dejar de preguntarse a que espera Donskoy. El ruso podría hacer fortuna escribiendo un libro de autoayuda, impartiendo conferencias por todo el mundo con el título «Como gané a Federer en 2017» o postulándose como imagen de Nike. Al fin y al cabo constituye un testimonio vivo del lema «Impossible is nothing».

Nadal hizo otro buen torneo y acudió puntual a su cita trienal con la final de Miami. Como en las cuatro anteriores el manacorí se quedó con la miel en los labios. No está teniendo suerte en las finales este año Rafa y ya es la tercera en la que sale derrotado. En todo caso, y exceptuando la final, las sensaciones son buenas; Nadal ha dejado atrás los problemas con el servicio y en Miami ha ganado el 72,36% de sus puntos al saque, solo por detrás de Isner, Federer, Zverev y Kyrgios. Además llega la temporada europea de los grandes torneos sobre tierra, su mejor terreno de caza.

Kyrgios fue la otra gran figura del torneo. El australiano parece que por fin está centrado en su carrera y los resultados no se están haciendo esperar. Con un tenis muy agresivo y rápido desarboló a Karlovic, Goffin y, en un gran partido, a Zverev y estuvo muy cerca de sorprender a Federer. Su servicio es un fortín. Ni Karlovic ni Goffin pudieron hacerle un solo break y a Zverev ni siquiera le concedió una sola oportunidad, exactamente igual que en su partido de IW. Djokovic, en dos partidos, tampoco pudo romperle el servicio y solo dispuso de un punto de ruptura. Lideró la clasificación de sacadores con 66 saques directos, 17 más que Federer. Y es que estamos hablando del tipo que el año pasado ganó en Marsella cediendo solo cinco puntos sobre su primer servicio en sus tres últimos partidos ante, ojo al dato, Gasquet, Berdych y Cilic. No cabe duda que el australiano se perfila cada vez más claramente como el relevo del big-4.

 

Fognini hizo un gran resultado y alcanzó por segunda vez en su carrera -tras Monte Carlo 2013- las semis de un Masters 1000. El italiano pulverizó en cuartos a un Nishikori que volvió a decepcionar y cuyo juego está ofreciendo serias dudas. Zverev volvió a liderar a la NextGen alcanzando los cuartos de final después de salvar tres bolas de partido ante Isner y lograr una gran victoria ante Wawrinka. Sock confirmó su excelente estado de forma y también alcanzó la antepenúltima ronda. El americano sale 15º en el ranking de esta semana y vuelve a mejorar su clasificación de siempre.

Y hablando del ranking ATP, Federer, que comenzó 16º el año, ya está cuarto, con Nadal quinto, justo a su zaga. Solo Wawrinka, tercero, se interpone en otro total dominio del big-4. Claro, que al ritmo que van Federer y Nadal, ya pisándole los talones al de Lausana, no sería de extrañar que esto volviera a suceder pronto. Raonic, otra vez lesionado, cae al sexto puesto y Nishikori, que defendía la final del año pasado, pierde tres posiciones y ahora es séptimo.

Ni que decir tiene que Federer lidera destacado la Race. El de Basilea aparece con 4.045 puntos -ya clasificado virtualmente para las finales ATP- y aventaja a Nadal, segundo, en 1.810 puntos. Murray y Djokovic están muy lejos del suizo, con 840 y 475 puntos respectivamente y mucho van a tener que remar para enjugar una diferencia tan considerable. Federer ha declarado que renuncia a los M1000 sobre tierra y que solo va a jugar Roland Garros. Eso permitirá a sus perseguidores reducir las diferencias e incluso sobrepasarle. A pesar de ello, Federer se va a ver envuelto en la lucha por el número uno a poco que mantenga sus prestaciones actuales después de la temporada de arcilla. Hay que recordar que el número uno más veterano en la historia ATP es André Agassi que el 25-8-2003, fecha de la última lista que encabezó, contaba con 33 años y 3 meses. Federer está en disposición de pulverizar el record de el de Las Vegas, otra proeza para la Historia a su alcance.

 

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